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Schami, Rafik; Viaje entre la noche y la mañana. Siruela. Madrid. 1996.
- “…maldijo el teléfono, que sin duda a uno le permite conocer las penas de otro, pero no estrechar su mano.” (pág. 53)
- “La representación duró una media hora y ni uno de sus mil ochocientos segundos fue aburrido.” (pág. 71)
- “Durante toda la vida practicamos la muerte noche tras noche; y no es un ejercicio sin sentido. En cambio, cuán pocas veces practicamos la vida.” (pág. 73)
- “tengo de árabe el gusto por los caballos”.
- “Su rastro de alcohol alcanzaba metro y medio.” (pág. 118)
- “Sus manitas tiraban piedras que venían del corazón de sus padres.” (pág. 142)
- El oficio más gracioso del mundo: fabricante de colas.
- “P.P.S.: He olvidado enviaros mil besos a ti y a tu pequeño lunar del cuello. Por favor, distribúyelos con justicia.” (pág. 216)
- “Su esbelto cuerpo está metido en un barril de grasa.” (pág. 221)
- “Cuando peor va el tráfico rodado en Arabia es cuando fallan los semáforos y son los policías los que lo regulan. Sin duda con los semáforos nunca se sabe si un conductor impaciente no soportará la espera y creará el caos tronando por la acera y el carril contrario. Pero con los policías el caos es seguro. Los semáforos regulan la calle conforme a un sistema electrónico; los policías árabes obedecen a un plan secreto según el cual abren paso o cierran una dirección, aunque hacer exactamente lo contrario hubiera hecho más fluido el tráfico.” (pág. 223)
- “Uno se hace viejo -dijo- y ve cómo los indicadores del camino de la vida van escaseando.” (pág. 225)
- “En el fondo se pasó la vida sin querer ser adulto. Por eso nunca me trató como a una niña, sino como a un igual, porque él mismo era un niño, y un niño trata a un compañero de juegos bien y mal, con cariño y con tosquedad, con generosidad y con codicia, pero nunca como a un niño.” (pág. 233)
- “… contó la novela que empieza como este libro. Pero cómo siguió es otra historia. FIN” (pág. 327)