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TEXTOS BREVES SUELTOS
Poema Cadáver ínfimo de Ángel González:
Cuento. Domingo con Asfódelos. Fraile, Medardo.
“El domingo gastado, mientras llegaban a sus casas, preparaba su escoba para irse por los aires, porque tenía poco tiempo. El lunes estaba ya para salir, y metía, en su bolsillo del mono, su tabaco de noventa”.
Novela. Las maquinarias de la alegría. Ray Bradbury.
“El hielo tocaba una música dentro del vaso” (p. 69)
CUENTO ESPAÑOL DE POSGUERRA (Ed. de Medardo Fraile). Cátedra. Letras Hispánicas. Nº 252.
Neville, Edgard. Fin. (1965)
Oliver Twist. Charles Dickens.
“Los maravillosos animales en Extrañalandia”. Benni; Stefano. Aliorna Joven. Barcelona. 1987.
Nombres curiosos de animales (van entre paréntesis):
Cantando bajo la ducha. Maronna, Jorge y Samper Pizano, Daniel. Temas de hoy. 1994.
Manuel SanMartín. La noticia.
Carlos Murciano. Pedro Crespo.
Nueve cuentos y uno de propina. Capek, Josef y Capek, Karel. Siruela. Madrid. 1993. (Karel Capek -1890-1938- es el autor de la palabra robot.)
Poema Cadáver ínfimo de Ángel González:
- “Se murió diez centímetros tan solo: una pequeña muerte que afecta a tres muelas cariadas y a una uña del pie llamado izquierdo y a cabellos aislados, imprevistos”.
Cuento. Domingo con Asfódelos. Fraile, Medardo.
“El domingo gastado, mientras llegaban a sus casas, preparaba su escoba para irse por los aires, porque tenía poco tiempo. El lunes estaba ya para salir, y metía, en su bolsillo del mono, su tabaco de noventa”.
Novela. Las maquinarias de la alegría. Ray Bradbury.
“El hielo tocaba una música dentro del vaso” (p. 69)
CUENTO ESPAÑOL DE POSGUERRA (Ed. de Medardo Fraile). Cátedra. Letras Hispánicas. Nº 252.
Neville, Edgard. Fin. (1965)
- “Era espantoso, se morían hasta los portugueses…” (p. 69)
- “… preocupándose solo de morirse lo mejor posible, de morirse sobre el lado derecho” (pág. 69)
- “Después de haber oído bien el silencio se percibía el tenue siseo de una cañería rota, que lo imponía más.” (p. 70)
- “El Sena corría de puntillas.” (p. 70)
- “Solo había vida en los relojes que tienen cuerda para muchos años, y su tictac eran los puntos suspensivos después de la palabra vida”. (p. 70)
- “Los cartones de los precios eran las esquelas de las cosas”. (p. 71)
- “Munich, Viena, Budapest; a las ciudades muertas les crecía la barba”. (p. 71)
- “Y un golfo que colaboraba en un periódico madrileño fundamentalmente dedicado a la trata de blancas, siempre que tenía que aludirle hablaba del “seminarista rupestre”, del “macabeo hidrófobo” o del “futbolista de Altamira”, y todo porque al poner el balón en juego, Juan Domínguez se santiguaba. Un amigo suyo muy carlista esperó un día al golfante y le santiguó con una estaca, la primera en la frente, la segunda en la boca, la tercera en el pecho y aún parece que le administró otras cruces de propina sin detenerse a consultar con los Santos Padres. Desde los graderíos exaltaban los riñones de Juan Domínguez o le daban una pasadita discreta a su árbol genealógico, todo dependía de qué lado cayese la balanza, pero en el fondo nada llegaba a calar en el alma de Juan Domínguez.” (pp. 114-115)
- “El niño tiró el balón como quien tira una alpargata. El balón hizo ¡plaf! allá abajo, pero el niño no tuvo pena porque lo había desinflado para que bajase muerto, y, así, no sintiera el golpe.” (p. 139)
- “Seco, autoritario, con cara de mula vieja, entraba don Ramón. Nunca un niño se atrevió a sonreír delante de él. Era el dos más dos, el cabo de Finisterre y el pluscuamperfecto de subjuntivo del verbo ser. Demasiadas pocas cosas. Se dirigía, todo palo, a su mesa. Abría uno de los cajones, sacaba la lista y masticaba los extraños nombres de mis amigos: del Pecas, del Poca, del Doblao… ¡Qué mala persona era!” (p. 69)
- “En las casas se habían quedado encerradas las moscas y sus cabezazos contra los cristales eran como un reloj más, con cuerda aún.” (p. 72)
Oliver Twist. Charles Dickens.
- “El amo no está aquí, no hay ningún hombre en casa y en diez minutos ese habrá tirado la puerta a patadas. Los enérgicos taconazos de Oliver contra el trozo de madera en cuestión hacían muy probable que tal cosa ocurriera”. (pág. 61)
- “Si en verdad no hubiera tenido el hábito de beber bastante más de lo que exactamente le convenía podría haber puesto pleito por difamación a su propia cara y habría ganado mucho en daños y perjuicios.” (pág. 88)
- “Cuando un hombre es su propio enemigo, es solo porque es demasiado amigo de sí mismo, no porque se ocupe de todos los demás y no de sí.” (pág. 332)
“Los maravillosos animales en Extrañalandia”. Benni; Stefano. Aliorna Joven. Barcelona. 1987.
Nombres curiosos de animales (van entre paréntesis):
- “grulla de cocina” (Alfonsina palmata)
- “grulla de los castaños” (Alfonsina asadus)
- “grulla piedehierro” (Alfonsina plancharius)
Cantando bajo la ducha. Maronna, Jorge y Samper Pizano, Daniel. Temas de hoy. 1994.
- “araña negra” (aracnus mulatae)
- “ciempiés morado” (multipatae episcopalis)
- “hiena del Sudán” (pletórica transpirantis)
- “Los dedos: cuente los dedos de una mano: si puede contarlos con los dedos de una mano, el número es correcto; si necesita más de una mano para contar los dedos de una mano, es porque le sobran dedos. Deshágase de ellos.”
Manuel SanMartín. La noticia.
- “Una vez había un hombre sentado en cualquier parte esperando que sucediera algo. Pasó mucho tiempo y no sucedió nada. Entonces el hombre, decepcionado, se levantó y se fue. Al día siguiente salió la noticia en el periódico. (…)
Carlos Murciano. Pedro Crespo.
- “reducido casi a nada, a la nada sin casi.”
- “era una hembra de una vez”.
- “Había caído el sol y un airecillo liviano se movió por la calle lentamente. Apenas tocó los geranios y apenas movió las hojas secas. Murió dócilmente en el rincón de la farmacia a manos del bochorno y la calina. Se puso la tarde pesada, densa, con el tufillo de los aceites refritos. (…) Ya apenas iba quedando tarde, ya todo estaba santiguado por la noche”.
Nueve cuentos y uno de propina. Capek, Josef y Capek, Karel. Siruela. Madrid. 1993. (Karel Capek -1890-1938- es el autor de la palabra robot.)
- “Si se mira bien, hace tanto calor allí que hasta el agua está completamente seca y debe humedecerse para que no se evapore. Los bosques allí son tan espesos que no hay lugar en ellos ni para los árboles, y a eso entonces le llaman selva.” (pp. 44-45).
- ”Saben hacer unas tacitas de porcelana tan fina que para hacerlas no hace falta ni porcelana.” (pág. 48)